viernes, 16 de febrero de 2007

Enamorado de Pol

NADA DE LO QUE DIGA EN MIS BLOGS SERA FICCION

Uno de los acontecimientos más raros de mi infancia fue mi amor por Pol (cuyo nombre sería Paul pero yo en ese entonces creía que se escribía así)
Fue un año antes de que me pusieran Makio, en mi ultimo año del nido.
Con el único que me gustaba hablar era con Pol, no con las niñas, con el único que me gustaba jugar era con Pol, y por la primera persona que sentí una cosa extraña en lo más hondo de mi ser, fuera del amor por mi familia, fue por Pol.
Y es que cuando se tiene cuatro años, se dice que se empieza a descubrir el mundo, pero aún teniendo esa edad, me sentía raro porque no me parecía algo normal sentir una atracción tan fuerte por un niño de mi mismo sexo.
Aun recuerdo que quería ir al nido sólo por ver a Pol, nadie más me interesaba, e incluso un día, llegué a querer decirle que jugáramos al papá y a la mamá (él iba a ser el papá), pero no lo hice porque como vuelvo a repetir, no me parecía algo normal.
Recuerdo también un día en que todos los niños del salón íbamos a hacer un concurso de saltar a la cuerda, y la señorita Susana, (la profesora) nos decía que alentáramos a nuestros compañeros echando porras.
No quise alentar a nadie, pero recuerdo que cuando fue el turno de Pol para saltar la cuerda, grité por él como si fuera una fan de Luis Miguel o Ricky Martin, o en ese entonces, de los Parchis.
Es curioso saber que cuando miras atrás hay un hecho tan extraño que marcó tu vida, y que hasta ahora no hallas una respuesta, a pesar del tiempo transcurrido.
Pero lo bueno de todo esto es que sólo fue por Pol, y hoy sólo me gustan las mujeres, ja ja.
Y a ti, Pol, si por cosas del destino encuentras este blog y estudiaste en 1984 en el nido My Little College en la Av. Petit Thouars, en mi ciudad, quiero decirte que esta es la última vez que me acuerdo de ti, que eres una sombra en mi pasado y que no quiero volver a verte ja ja ja.

Y a ustedes, amigos lectores de mi blog: ¿qué coño fue lo que me pasó con Pol...? Gracias y espero, no sus comentarios, sino su ayuda sicológica, ja ja

martes, 30 de enero de 2007

Introducción de "El Cabeza de Huevo"

Qué bonito es cuando se es pequeño.
Al ver mi foto en brazos de mi Madre señalando una paloma que emprende el vuelo, con qué nostalgia evoco el hecho de pensar que antes, entre el billete más grande y el caramelo más dulce, elegía la segunda opción, qué bonito era pensar que toda la gente era buena, y que el daño, el negativismo, la envidia, los prejuicios y la presunción eran cosas que nunca andaban por el aire.
Y qué bonito es pensar que usaré en mi blogger mi sobrenombre como seudónimo: Makio.
Recordaré y los haré partícipes de todo lo que estos ojos aún de menos de treinta años han visto, y lo que este cerebro de la misma edad ha deducido, bien o mal, NADA DE LO QUE ESCRIBA EN MIS BLOGS SERA FICCION.

Mi sobrenombre nació en 1985, a los cinco años, en un lugar que en mi ciudad llamaban colegio italiano; los niños teníamos cuadernos cuadriculados en los cuales había que hacer un punto cada cuatro cuadros en horizontal y vertical, ejercicio de puntuación que le llamaban, y yo, que me recuerdo semi disléxico desde mi más remota infancia, hacía los puntos cada dos, tres, cinco, seis y hasta siete cuadros, pero nunca cuatro... y hasta ahora recuerdo que me sentía mal conmigo mismo, y fue ahí, através de algo tan tonto, que no determina el éxito en la vida, que descubrí lo que era la competitividad, cuando los otros niños maliciosos y satisfechos consigo mismos me miraban como un bruto. Y la profesora, una venerable anciana italiana como de ochenta años que no entendía nada bien el castellano, me pedía el cuaderno y veía con sus bifocales y acercándoselo a la cara el desastre que había hecho, decía en lugar de Mario, Macchio...
Aún la recuerdo: Macchio nunca termina lo' puntitos, Macchio nunca termina! Macchio no va al recreo!
Desde entonces tengo una relación de amor odio con aquel sobrenombre, que suena más bonito con k para que se entienda más en castellano, y que hasta ahora algunos de mis pocos amigos lo emplean.
Es curioso, pero después de tantos años, parece que aún me siento de esa edad cuando la semi dislexia me hace decir izquierda cuando debo decir derecha, digo horizontal cuando debo decir vertical, y viceversa, y me sigo sintiendo a veces igual de mal que la vez de los puntos, aunque ahora, ja ja ja, sí los hago cada cuatro cuadros.

Sin embargo, antes de acabar este blog, volví a hacerlos para ponerme a prueba, observé con detenimiento e hice sólo un punto luego de seis cuadros... parece que después de tantos años siquiera mejoré un poco ¿no? Mil gracias y espero sus comentarios